martes, 23 de junio de 2015

Mística atea. Sobre la poesía de Hector Solsona.


El poema es el amor realizado del deseo que permanece deseo.
Le poème est l'amour realisé du désir demeuré désir.

                         RENÉ CHAR, Los que permanecen, en Furor y Misterio, 1938-1944


Hector Solsona Quilis ha publicado por fin el poemario que sus amigos de Universidad esperábamos desde aquellos años de bendita y entusiasta juventud. Ha tenido que madurar, amar y sufrir, vivir en una palabra, para regalarnos esta magnífica obra poética. Como la define él mismo: Poesía atea mística amorosa y existencialista. Lo que me ha dado a ver, saber y sentir la vida.
Las pinturas que ilustran el libro pertenecen a mi colección "Iluminaciones", inspirada por la poesía sufí de Ibn Arabi que María Zambrano me dio a conocer. Poesía sufí de la que es deudora la mística del XVI y por supuesto Hector Solsona, impenitente lector. 
A continuación las palabras que escribí recién finalizada la lectura de Santo Rosario.  


Mentimos con el lenguaje que inventamos. Mentimos siempre pues, pero el poeta nos salva con su mentira. Nos salva de enredarnos en la monotonía del rezo, ¿o ese es el filósofo? Torre de marfil, ruega por nosotros. 

Tardes de verano en la penumbra de las casas con las mujeres rezando el rosario. Las letanías a la Sancta Dei Genetrix, al sucederse una a otra de manera uniforme, crean un flujo de oración caracterizado por una insistente alabanza-súplica. Flujo insistente que permitía en forma de canto monótono el paso del tiempo. ¿Qué seras de mayor? Astronauta, enfermera. ¿Ser mayor? No existía el futuro más allá del comienzo de curso. Como un Libro de Horas, los eventos nos marcaban el calendario del futuro. Y ahora cuando ya estamos en aquel futuro ni pensado ni tan siquiera soñado, ¿qué somos de mayores? 

La confesión es un método que puede aplicarse a todo género literario y en cualquier estilo, también a la poesía. Mas aún: toda poesía es confesión (el resto de géneros no necesariamente) porque habla desde la propia herida. Hector Solsona confiesa haber lamido sus heridas, haber transitado las cavernas del corazón y ver su vida en un hilo. Ha vuelto y no es anónimo, tiene rostro y máscara. Como poeta canta su deseo que permanece deseo, pero él sabe que fue amor realizado. 

Rosa Mascarell Dauder
Madrid, 15 mayo 2015